Raquel-Adalid apícola: la reina… de corazones
Esto no va de miel, ni de abejas, ni de premios internacionales. Bueno, sí, pero no solo.
Esto va de una mujer que se atrevió a girar a tope el volante de su vida, derrapar, meter la quinta y lanzarse, carretera y manta, a hacer su propia trashumancia al mundo rural.
Te hablo de Raquel Adalid, la que lleva los pantalones en Adalid Apícola. Bueno, espero que me pueda confirmar ese dato Rodrigo, su compañero de vida y batallas
Una joven guapa, apasionada, lista, dulce y cañera que no solo cuida abejas, ¡las empodera!
Hace años, Raquel colgó el delantal de la hostelería y cambió el ruido de los bares por el zumbido de las colmenas. A ver, que de pasar calor en una cocina a enfundarse el traje de apicultora no hay tanta diferencia: ambas cosas queman (y más en verano), pero si te apasionan, también alimentan cuerpo y alma.
Y, por otra parte, lo mismo que hay baretos que parecen una selva nabos, el mundo de la apicultura es un mundo donde predominan los hombres. En este caso rurales y ya talluditos. Pero, que se preparen. Que… uhhh, ahhh, las chicas son guerreras.
Hoy, Raquel maneja más de 400 colmenas y núcleos, con el mismo glamour que quien gestiona un emporio. Pero también a base de mucho esfuerzo.
Se mueve con la misma soltura y desparpajo con las botas llenas de polvo, pateando los colmenares, y luciendo ojeras de noches de trashumancia, carga y descarga, que con sus outfits chic cuando se acerca a los micrófonos de la radio para enamorar al oyente, contándole cosas de las abejas y el mundo de la apicultura.
Pero, no te equivoques. Cuando va a la radio, Raquel se transforma en La Patiño del Sálvame.
Y se convierte en nuestra propia abeja reina… reina de corazones. Poniendo voz y reivindicando a todo el sector apícola.
Por si fuera poco, la miel que produce no es cualquier cosa. Es oro líquido.
Literal.
En los London Honey Awards, la champions de las mieles, su miel de encina y lavanda se llevó medallas. Sí, en Londres. Donde saben lo que es bueno, y a la miel la llaman Honey, que mola mucho más, dónde va a parar.
Pero espera, que esto no acaba aquí.
Raquel no solo hace miel, ¡hace magia en las redes!
Lo peta en Instagram y ha acuñado el concepto de api-influencer.
@adalidapicola tiene un ejército de seguidores que aprende y disfruta, y, espero, que también compre mucha miel. Porque Raquel tiene una habilidad especial: conectar. Con abejas y con personas.
Hace poco, Raquel Adalid recibió uno de los premios de Compromiso con la Igualdad, el de la categoría Mujer Comprometida en el Futuro Rural.
Para mí no hay mejor compromiso con la igualdad y con el futuro rural que su infatigable trabajo, codo con codo, con su pareja, y con un par… en su caso de ovarios. Desde un pequeño pueblo de Guadalajara. En la España profunda. Tan profunda que, de hecho, el pueblo se llama Pozo.
Y yo, desde la pantalla de mi ordenador o mi teléfono móvil, soy testigo de ello, casi en tiempo real.
Raquel Adalid inspira. Moviliza.
Y encima es una tía generosa, que reconoce y edifica a otras compañeras, como a las fundadoras de Abejas del Moncayo, Natalia Láinez y Lucía Ibáñez, otras que tal bailan.
De ellas ha dicho en sus redes: «Para mí, @abejasdelmoncayo han sido siempre mis referentes, cuando las descubrí me quedó claro que las mujeres también podíamos dedicarnos a la apicultura profesional y por eso estoy aquí hoy, por su ejemplo.»
Me quito el sombrero…
Que, en el caso de los apicultores es la careta con el velo, aprovechando ahora que, desde donde estoy, las abejas no pican.
Espero seguir coincidiendo con Raquel por las redes y en otros foros. Muy pronto también, ojalá, en el Club La Colmena. Está invitada. Rodrigo también.
Y tú, sí tú, sólo por haber llegado hasta aquí, también, para que conozcas de cerca el mundo de la apicultura y sus protagonistas… con permiso de nuestras queridas abejas.
PD.- La foto es de su Facebook. Que de Instagram no sé cómo robarla
PD2.- Olvidé comentarlo: su pequeñaja es la directora del departamento de calidad (como en mi caso, mi sobrina): la que mete el dedito bajo el grifo, prueba la miel, y da el OK.
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